lunes, 26 de julio de 2010

naturaleza y creencias

Desde el principio de los tiempos en que empezó a formarse, ese ser llamado humano, y a pesar de que es un producto de la naturaleza en la cual subsiste y se desarrolla, rara vez y en raras circunstancias, ha estado lo suficientemente integrado a la misma, como para comprenderla y aprehenderla.
Las distorsiones entre ser y naturaleza, han sido prácticamente hablando, unas constantes que se han dado a través de cientos de miles de años y que a menudo han distorsionado y siguen distorsionando la convivencia humana.
Cuando al principio de los tiempos las neuronas de los humanos empezaron a tener percepciones definidas y diferentes, empezaron a enraizarse en las mismas una serie de diseños más o menos traumatizante, en relación con su realidad, de animal humano y su entorno.
La fácil e ilusa interpretación de la integración a la existencia a través de Adán y Eva, ha sido en el mundo occidental, el más distorsionante de los conceptos existenciales. A partir de ahí, se inicia una saga continuamente distorsionadora de la realidad humanoide, y únicamente en estos momentos, se empieza a tener una percepción real de la naturaleza y del ser integrado a la misma. Se vislumbran sus principios, sus elementos básicos, su energía y su composición. El hecho fundamental para que este conocimiento se impregne y florezca en la mente de los humanos, es que nos hagamos el más profundo de los replanteos en lo que se refiere a nuestras creencias.
Las mayores obsesiones relacionadas con estas, surgen esencialmente, de los aspectos más irreales de la condición humana: las religiones.
Estas han ido emergiendo a través de los tiempos y en distintas geografías de diferentes maneras, pero siempre considerando la existencia de un ser supremo manipulador y omnipotente, que ha distorsionado la percepción del universo y de su propia condición al ser humano: ¿por qué esta acuciante y a veces angustiante necesidad…?
El vacío:
Es la sensación de vacío mental la que ha provocado la exigente e intensiva búsqueda de apoyos psíquicos que permitieran un asentamiento propio para explicarse la condición humana, esto en su autoconcepción de SER superior. Como tal, ese ser, ha tenido que buscar apoyos fuera de su entorno psíquico, creando con ello las más distintas y diversificadas imágenes mentales de seres superiores. Es decir: DIOSES.
Dado que el animal humano no conseguía explicarse los fenómenos absolutamente naturales que se producían constantemente en su entorno, necesitó crear fuerzas e imágenes que contextualizaran lo esencial de la fenomenología que podía construir su mente y su percepción del entorno y de su propia y limitada condición.
Su entorno y los fenómenos naturales que en él se producían necesitaban de una explicación que pudiera ser asimilada por su capacidad mental, cuando esto no se producía, se auto creaba soportes con un contenido fenomenológico que, más allá de toda explicación racional, era declarado y asumido como perteneciendo a un mundo cuyos poderes universales, estaban mucho más allá del control y la comprensión humana: los Dioses no se explican, están ahí.
A través de siglos y más siglos, la explicación del entorno humano y su naturaleza obedecía a los poderes sobrenaturales que imperaban en el mundo imperceptible, y de ahí fueron surgiendo las distorsiones perceptivas de la humanidad.
Para el troglodita todo era una fenomenología mágica, no podía comprender a menos que no perteneciera a su caudal de misterios, que una hembra perdiera sangre de entre sus piernas y que no muriera a causa de esa supuesta herida y que también, envuelto en sangre, pariera un ser humano, mientras que el mamut, atravesado por la lanza, chorreaba también sangre y se moría. Esa conjunción de supuestos efectos milagrosos como el fuego, como el rayo, como el trueno o la tormenta, como tantos otros efectos propios de la fenomenología del universo, mantenían vivo el asombro, el misterio y el fenómeno de la participación divina, inclusive el terror infundido por tamaños fenómenos para los cuales no existía una explicación viable y al alcance de la mente humana.
En la búsqueda de una explicación para estos fenómenos considerados sobrenaturales, el ser humano se creó un mundo en el cual apoyarse dejando a cargo de los supuestos poderes supremos la explicación de lo inexplicable. Para ello empezó a crearse las más diversas y sobrenaturales deidades. A medida que los tiempos transcurrían las respectivas civilizaciones fueron creando las deidades que mantenían las creencias sobre el más allá. Las implicaciones entre la vida y la muerte, fueron siempre cuestiones encadenadas. Los sumerios , acadios, hititas y otros, empezaron a plasmar sus creencias de una forma que fueron trascendiendo el tiempo, y particularmente originando fuentes de poder concentrado que fueron trasmitiéndose de una a otra religión y de una a otra generación. Orientándose particularmente hacia la concentración del poder, en lo político, en lo cultural y en lo económico, utilizando cuanta fantasía podía trasmitirse a través del pensamiento imponderable y explotando, en muchos aspectos, el terror que podía producir lo desconocido y lo inimaginable.
Fueron muchas y en diversas latitudes en las que, inclusive el terror a través de instituciones y asociaciones religiosas, impregnaron las sociedades alargando sus efectos nefastos a través de todos los tiempos. Y esto se refleja en todas las religiones: mesopotámicas, europeas, indo americanas, asiáticas, egipcias, las múltiples creencias africanas y las oceánicas.
Esta convergente necesidad humana de crearse potencias y/o energías in- aprensibles, originada en el desconocimiento de su propia realidad psicofísica, fue hasta un momento determinado de la evolución científica una necesidad que surgía a partir de la ignorancia de su propia condición. Este estado de ignorancia, propiciado por todos los círculos religiosos provocó una enorme cantidad de sanguinarios procesos incluyendo a todas las religiones.(matanzas entre judíos y cristianos, entre musulmanes y cristianos – las Cruzadas –, los sacrificios precolombinos, la inquisición, las guerras del Medio Oriente, etc., etc.) Esto, que es una realidad actual y palpable hace aún más incomprensible el hecho de que un sin número de personas de todos los continentes sigan abrazando determinadas creencias religiosas que lo único que implican en este mundo es destrucción, maldad e ignorancia, a pesar de la gigantesca evolución de las ciencias, motivo por el cual ya no existen zonas oscuras en la comprensión del origen del ser humano ni de su posterior evolución, ni la necesidad de explicarse un universo que está totalmente al alcance de su conciencia.
Es inobjetable que, dentro de esa multitud de personas afectas a cualquier tipo de religión, existan un buen número de seres de condiciones muy positivas. En relación con ellos, la pregunta es: ¿Por qué continuar dando crédito a una explicación de la creación que no guarda relación alguna con las realidades universales…? Todas las puertas están abiertas para cualquiera de estos seres cuyas dudas perseveren y puedan verificar racional y científicamente que el mundo no es obra de poderes sobrenaturales, ni de que existan los milagros.
Si entramos en las supuestas realizaciones de éstos últimos deberíamos empezar por tratar de que HERON de Alejandría nos dijera que participación ha tenido en cuanto milagro se realizó a partir de los años 40 d.C., tanto él como sus colegas, pues ya toda la parafernalia de sonidos extraños, de puertas que se abrían y se cerraban solas, de lágrimas de sangre o no, que aparecían en los rostros de las vírgenes eran moneda corriente entre los muchos inventos que él aportó “para estas nobles causas”.

miércoles, 21 de julio de 2010

EL ESTADO DE LA NACION

A través de la televisión he podido asistir al llamado “debate sobre el estado de la Nación”. He intentado auto convencerme de que lo que veía y oía correspondía a la realidad. Han pasado muchas horas y aún no he conseguido auto convencerme.
Voy a dividir en dos partes lo que para mí ha sido este debate.
A una la llamaré “EL REGRESO A LA TRIBU” y a la otra “LA TERGIVERSACIÓN DOGMÁTICA”.
La primera parte que por supuesto, me ha dejado pasmado, ya que por lo menos se supone, que vivimos en España, que España está en Europa, que se encuentra fraternalmente aliada a otros 27 países, también europeos, que Europa hace parte del mundo, y que el mundo es uno solo.
Si hay algún sujeto por ahí suelto que todavía no se ha dado cuenta de eso, es por que está, aún, viviendo en la época tribal, donde cada familia tenía su cueva y defendía los confines de la misma: es un troglodita.
Por más rebuscada que sea la fraseología que se utiliza para atraer simpatías y justificar las disensiones, las realidades están ahí, presentes, tan presentes que abruman: no se puede hablar de Separatistas, Catalanes, Vascos, Gallegos, etc., etc.
Es evidente que si hablamos de diferencias, no solo hay ciertas diferencias mucho más de forma que de fondo, entre los nacidos en diferentes regiones de la tierra, y ya no hablamos de razas, estamos hablando de seres humanos vecinos los unos a los otros, por ejemplo: si hablamos de un pueblerino de PRATDIP, de otro de DELTEBRE, o de otro de LLORENS DE MAR, a pesar de ser todos Catalanes, con lugares próximos los unos a los otros, encontraremos diferencias mentalmente estructurales que hacen que cada uno de ellos sea en sí, único y peculiar, luego diferente. Eso es consecuencia natural de la condición humana. No por ello deben inducirse diferencias y/o intereses antagónicos, sino más bien, convergencias de intereses naturales.
El que esto escribe tiene 84 años, ha recorrido mucho territorio, desde la frontera China, cruzando toda Rusia, pasando por toda Europa y gran parte de America del Sur. Ha convivido con rusos, con kazajos, o si lo prefieren tártaros de la frontera con China, con moscovitas, con alemanes, con belgas y holandeses, con franceses y portugueses, con brasileños, uruguayos, argentinos y chilenos, cada uno de ellos formados por diferentes ascendencias, algunas raciales, otras culturales. Ha nacido en Barcelona, luego se identifica como catalán, español y sobre todo ciudadano del mundo. Amo y respeto a mi tierra y debo aclarar que sobre todo, debido a ciertas mentalidades que han emergido en su momento, y que aparentemente, aún aparecen en horizontes que yo creía desaparecidos, únicamente he sufrido desazones y hambre. Mi tierra no me ha dado nada, ni tan siquiera escolaridad, por lo tanto no le debo ningún agradecimiento en particular, no obstante la amo. Mi abuelo paterno era un murciano, analfabeto, grande, brusco y rústico, pero con un extraordinario sentido común. En su Murcia natal cuando surgía una discusión entre campesinos, (él también lo era), a causa de las aguas de riego u otros problemas que pudieran surgir en la periferia rural que él habitaba, las diferencias las definía Don Antonio, mi abuelo, sentado a la sombra de un árbol de su patio. Lo que él decía se ejecutaba. Parte de los jardines de MontJuic fueron diseñados y plantados por él, con ello se hacía la integración de un murciano a Barcelona.
Mi abuelo materno, también era un murciano, instaló un taller para fabricar “espardenyes” artesanalmente en unos bancos especiales, cosía las suelas de cáñamo, les ponía una horma encima, con el formato del pie y cosía la lona en toda su periferia con un hilo de cáñamo, cuando no, hacía las clásicas alpargatas con fuertes cintas negras, que iban desde la puntera de cáñamo hasta el talón del mismo material, estas eran especiales para “pageyos”. Estos las venían a buscar por docenas. Su taller y punto de venta estaba en Sans, en la calle Tenor Massin: otro murciano, integrado a Barcelona. Y así con su esfuerzo y su trabajo hubieron millones de NO catalanes que contribuyeron con su trabajo a la formación de lo que hoy se quiere llamar “Catalunya Nació”.
No voy a discutir, ya que tampoco se me dará tal oportunidad, con los señores Pujol, Mas, Mansilla o cualquier otro, sobre el tan remanido asunto de la independencia catalana. Y lo mismo podría decir con respecto a los otros tan reclamados nacionalismos que, aparentemente, solo buscan un aupado auto relieve para los que en principio dominan sus respectivas regiones y pretenden el separatismo.
Pretender hoy, un separatismo en base a derechos particulares, que se sobreponen a los derechos generales, y yo diría que universales, es propio de una inconsecuencia agraviante. Estamos en un mundo sin fronteras donde, ocurra lo que ocurra, en cualquiera de sus extremidades, afecta todo el cuerpo, donde la comunicación en cualquier idioma, es automática, directa e instantánea, donde en lo único que se puede pensar para hacer este universo viable, es en unirnos, porque todos tenemos, más próximos o más lejanos, los mismos problemas, y si somos concientes, todos tenemos la absoluta obligación de unir nuestros esfuerzos para resolver dichos problemas.
Considero que todo lo que sea tradición, que todo lo que implique un idioma y una cultura autóctona, llámese como se llame, debe ser absolutamente respetado y cultivado. La tradición forma parte de nuestras riquezas naturales, su práctica y su culto siempre cuando sean gratificantes y benéficos para quienes lo practican, deben respetarse de forma absoluta y ello, por supuesto, no implica caracteres excepcionales, sino lo correcto y normal en un mundo civilizado. Al contrario, lo que no es correcto es crear barreras y diferencias que, de hecho, no responden más que a manipulaciones maniqueístas que oscurecen las mentes de los seres humanos.
Estos planteos separatistas que fueron presentados y discutidos en el Congreso de la Nación, no aportaron absolutamente nada que fuese positivo en el mencionado debate. Lo único que se pudo verificar es que todos los participantes se confabularon y se auto gratificaron creándole al Gobierno central muchos más problemas de los que ya tiene, y asediando de una forma abusiva a un Jefe de Gobierno, que por supuesto, no dispone de una “varita mágica” para resolver los problemas de una España, que está pasando por una crisis muy particular, y de la que todos los que tanto han hablado, son responsables. No hay “varita mágica” para la solución de este problema.
No hace mucho todos los participantes de esta clamorosa crítica se regodeaban diciendo: “únicamente en España se están construyendo más casas y edificios que entre Francia, Inglaterra y Alemania juntas”. Desde el lugar donde existo, Buenos Aires, la noticia me causó sorpresa y un cierto grado de desazón porque automáticamente en mi mente surgió la pregunta: ¿hasta cuándo puede darse y mantenerse semejante fenómeno…? Era lógico deducir que en algún momento los inversores que provocaban tamaña euforia constructiva iban a terminar las obras en marcha, y que de no producirse una renovación automática de la misma envergadura o superior, iba a ocurrir un desplome descomunal. Eso de por sí, era y es independiente de la crisis actual que solo podrá resolverse con el consenso, la cooperación, el esfuerzo de todos y además tiempo.


Pasaré ahora a hablar del tema “LA TERGIVERSACIÓN DOGMÁTICA”.
¿Qué remedio le toca a cualquier español, con cierto grado de razonamiento y una buena dosis de vivencias y experiencias, en los más diversos ámbitos y que se sienta afectado por lo que está ocurriendo en su tierra, que no sea emitir una opinión, que según mi criterio, es racional y equilibrada….?
Esa política destructiva de “acoso y derribo”, propiciada y encabezada por el señor Rajoy y ciertos miembros de su partido, es una de las tantas incomprensibles aberraciones del contexto político español.
Los reiterados toques de tambor, las reiteradas agresiones verbales, toda esa fraseología agresiva montada por este señor, es algo que en su contexto general lleva a la negación de lo que pretende ser una democracia. La democracia no solo implica pluralidad, también implica respeto, algo que por lo visto, el señor Rajoy, que solo sabe vituperar, no conoce.
Y ya que estamos hablando de democracia, sería muy gratificante para todo el pueblo español, que sea dicho de paso y según los barómetros populares, están dispuestos a votar a un candidato como el del PP, me da la impresión que mis compatriotas tienen la memoria muy corta, sino deteriorada, que este señor, que se supone según él dice, poseer la magia necesaria para resolver los problemas que nos aquejan, debería exponernos claramente cuales son los particulares elementos que componen esa magia, que pueda resolver nuestro problema coyuntural. Siempre se ha dicho que mejor que hablar es hacer, sobre todo si lo que se dice no tiene el menor sentido, ni ningún apoyo fehaciente y lógico que lo mantenga.
Para que no exista ninguna especie de duda, aclararé antes de continuar, que por supuesto, soy un miembro del Partido Socialista registrado en Buenos Aires. No soy un hombre cegado por el partidismo, ni por especie alguna de bandera, para mí el todo es el universo y el ser humano, su ocupante con mayor grado de conciencia desarrollado. Esas son mis barreras, luego, si bien dentro de este contexto me considero Socialista, no soy ningún fans del Señor Zapatero. Sí debo decir, particularmente en estas últimas instancias, que lo admiro por la paciencia que ha demostrado al soportar una agresión intensiva que le ha sido personalmente destinada sin que se le pueda imputar bajo concepto alguno, algún tipo de responsabilidad personal por los problemas aparecidos. Especialmente para España, éste es un problema de textura nacional, abarca a toda la sociedad española, incluyendo los desaforados sindicatos que no han analizado suficientemente el problema en sí, y mucho menos sus raíces. No hablemos ya de otras instituciones españolas que, casi como siempre, intentan llevar, igual que el PP, el agua a su molino. Caben en esto responsabilidades para todos los ámbitos productivos políticos y financieros de España, y por supuesto no puedo dejar de lado a la conducta clerical.
No nos engañemos, no necesito reiterar que la crisis es mundial, y que en términos generales obedece a los mismos factores, eso sí, con variantes que implican a determinados sectores más que a otros, dependiendo particularmente del país de que se trate.
España no ha sido nunca, y por lo visto, tampoco es, un país donde sus clases sociales, sea por patriotismo, sea por confraternidad, sea por los factores que sean, no se ha manifestado nunca muy hermanada. Grave error nuestro. Ya que nuestra tierra es un compendio de bellezas naturales de una enorme dosis de capacidad creativa y de gente, especialmente de las clases con menor poder adquisitivo, dispuestas a ser generosas y a hermanarse. Es por lo tanto, a las clases altas y a las clases medias altas, a las que corresponde ahora, especialmente, tender la mano en lo posible, para ayudar con su esfuerzo a intentar resolver un problema socio económico que no ha sido provocado ni patrocinado, tal como se pretende hacer creer, por el señor Zapatero y sus colaboradores. Eso son solo los reclamos publicitarios del señor Rajoy.

viernes, 16 de julio de 2010

EL ESTADO DE LA NACION

Hoy 14 de Julio del 2010, conmemoración de la fiesta de la Bastilla, festejo y exultante fiesta en toda Francia, día de la República que todos los seres libres deben festejar y también debate del programa de gobierno de la monarquía española, al que por curiosidad, he querido asistir desde Buenos Aires a través de la televisión.
Con ello he sufrido uno de los tantos desencantos que ofrece hoy y no excepcionalmente los debates políticos, donde de una forma exageradamente extremista se promueve la discusión, que no el debate, sobre los temas que en las actuales circunstancias se supone preocupan a las personas de todos los niveles, pero que especialmente en el nivel político, se distorsionan según los intereses partidarios o particulares del momento.
Es más que lamentable de asistir, durante horas consecutivas, a las circunstanciales letanías partidistas e interesadas que a través de horas y más horas se van desgranando, a veces con una elocuencia cervantina, que tras revuelos y más revuelos lingüísticos solo intentan revindicar posiciones personales.
Todo el mundo sabe, y además sufre las consecuencias, de una crisis que es universal, que es universal y que era previsible. De la misma forma que hubo otras con las mismas características y las seguirán habiendo, mientras perduren los sistemas financieros económico que actualmente dominan el universo.
No abogo por un sistema comunistoide ni socializante al extremo, pues entiendo que las personas son seres múltiples y diferentes con diferentes capacidades creativas que no pueden ser valorizadas ni uniformizadas en términos generales. Por lo tanto, deben admitirse diferencias. Diferencias en todos los campos y niveles, pero a su vez, diferencias que no se extralimiten de los causes que podrían llamarse racionales.
Es evidente que no se pueden comparar la vida de una primera actriz con la vida de una costurera, pero también es absolutamente evidente que la costurera tiene derecho absoluto a una vida digna y a no tener estados de necesidad que la agobien con problemas económicos. De la misma manera que la gran actriz gozará de sus triunfos por su propia personalidad y por el tributo que le puedan rendir sus admiradores o admiradoras y que por supuesto también debe tener cubiertas sus racionales necesidades, dentro del medio ambiente adecuado a su condición. Lo que no es óbice para que disponga de uno o dos aviones particulares, tres o cuatro limusinas y seis o diez personas de servicio. En este campo basta con tener lo objetivo y racional.
Por lo tanto, en ese lamentable debate del Estado de la Nación, en el que por supuesto, a aquellos que desde las butacas no les cabía, por su inoperancia, responsabilidad alguna, competían entre sí para ver quien lanzaba más piedras al techo de aquello que, por sus responsabilidades, tenían la obligación de actuar, responsabilizarse y dar la cara. En este caso y circunstancia, le toco el turno al bueno de Zapatero, quien con su habitual modestia y buen hacer, hizo los mejores intentos para defenderse de tanto y tan desagradable flechazo lanzado por aquellos que, lo único que hacen es NO HACER NADA. Esta es una posición excesivamente fácil y también, excesivamente cobarde.
Es más que lamentable, que nosotros pueblo, tengamos que asistir a tan afectados debates que para nada ayudan a reflejar el verdadero estado de la Nación.
Nadie tiene la menor duda de que en años recientes y anteriores para España, todo iba “viento en popa”, millones de inmigrantes ingresaban al país necesitado de mano de obra y para todos ellos había empleo. Habían fatuos comentarios que decían …”en España se construyen más casas que entre Inglaterra, Alemania y Francia juntas…” lo que igual que a Tarzán nos hacía latir el pecho como si fueran tambores. Pensar que eso podía continuar, sin duda alguna, era parte de una enorme dosis de ingenuidad e ignorancia. Que de repente se vio cercenada por la avalancha de la crisis, pero fuimos tan ingenuos como para pensar que ese estado de cosas podía ser constante y progresivo.
Dado las específicas características de España, en especial en relación con las tres mayores potencias europeas: Alemania, Francia e Inglaterra donde sus bases de desarrollo más importantes se basan en la industria y cuyos productos son requeridos en muy diversos lugares del mundo, España ha tenido que abrirse camino en esas áreas, en años mucho más recientes. El efecto de esto ha sido las dificultades creadas para la implantación y desarrollo de los productos industriales, ya que aparentemente, su mayor fuente de ingresos: el turismo ha sufrido una caída remarcable, que ha afectado fuertemente su economía. La suma de estos factores ha hecho que España sufra con mayor intensidad los problemas de la crisis, que los otros países europeos importantes, lo que no implica que no haga los esfuerzos y obtenga los recursos necesarios para poder salir a flote de todas las dificultades, incluida la del importante paro, motivado esencialmente por las causas ya explicadas.
El hecho de que se produzcan todos estos sumados problemas no obedece de forma alguna a una responsabilidad de gobierno ni de orden administrativo, aunque eventualmente, si podría ser originado por un hecho de ésta índole siempre y cuando las circunstancias lo hubieran propiciado: por incapacidad, negligencia o inercia. No es tal el caso, el problema es generalizado y atañe a todo el universo.
Por lo tanto el hecho de que todos los partidos políticos, excepción del gobernante, formen círculo cerrado alrededor y lo indiquen como único y exclusivo responsable de la situación que se está viviendo, está mucho más cerca de la ineptitud total que del razonamiento lógico.
A mi criterio estas agresiones tribales hace mucho tiempo que deberían haber desaparecido y usar el poco o mucho razonamiento lógico de que disponga cada una de esas mentes que, sí, hablan mucho, dicen poco y no hacen nada.
Esa es la tendencia fuera de las consabidas marchas partidistas que deberían tener las sociedades modernas y racionales.

CAMBIOS NECESARIOS

Como simple observador, me asombra cuando viajo en ferrocarril, cosa que no me ocurre muy a menudo y constato que, sea la que sea la línea por la cual me traslado, ver la enorme cantidad de personas que se movilizan en forma agitada y precipitada.
Si es para bajar del tren, hay que abrirse camino a la fuerza y lo mismo ocurre si es para subir, especialmente en las estaciones terminales. Hay en ello una manifestación muy cruda de una falta de un mínimo respeto, que día a día, se acrecienta y que induce a acrecentar el mal humor, sino la ira, de los usuarios.
Se trata, casi totalmente, de personas adultas cuyo raciocinio y comportamiento no está, en término generales, a la altura de lo que pueda llamarse un adulto civilizado. Hay en esa conducta un fondo atávico de un cierto grado de brutalidad.
Esta es una constatación diría que permanente y que, de hecho, no tiene motivo alguno que justifique tamaña prepotencia. Costaría exactamente lo mismo y sería mucho más gratificante para cualquiera de los pasajeros la deferencia y la tolerancia que deberían formar parte de la conducta del día a día de toda persona.
Esta conducta, relativamente agresiva, provoca a posterior un estado de ánimo que ensombrece el buen humor que forma parte del carácter de la mayoría de las personas. Esos indebidos empujones, especialmente recibidos por la mañana, cuando se dirigen a sus respectivas tareas, ya provocan un estado de mal humor, que poco o mucho, trascienden a buena parte de la jornada, sino a toda ella. Lo mismo sucede al regreso al hogar en donde las “Mathers o Pather” familias, llegan malhumorados debido a las mismas causas.
Cuanto bien nos haríamos a nosotros mismos y a nuestro entorno si no llegásemos con esa malhumorada predisposición tanto a los lugares de trabajo como al regreso al hogar.
Es indudable que este superficial panorama no tenga un origen circunstancial, sino que seguramente, obedece a parte de los años de escolaridad primaria. Es en esa edad y circunstancia donde la educación, antes que la cultura, penetra las mentes y se enclava en ellas las buenas maneras que la sociedad debe y desea transferir a las mentes más jóvenes. Es en esa única circunstancia en la que empieza a abrirse camino e implantarse algunas ideas y conceptos en las mentes infantiles cuando hay que hacer más que lo posible para que en las mismas se introduzcan conceptos que permitan posteriormente una conducta racional y humanística. Si en lugar de ello se crea un ambiente, en ese medio infantil, en donde lo que domina es el gesto y la palabra agresiva, es indudable que se está preparando a un futuro, o quizás, no tan futuro agresor social y donde constato cada día con más asombro este tipo de conductas, algo deshumanizadas, (por suerte, no generalizadas) es particularmente en casi toda la periferia del gran Buenos Aires. Tanto así que asombrosamente en más de una oportunidad y hablando con turistas extranjeros, me ha tocado oír comentarios casi ofensivos, pero que no obstante, corresponden a ciertas actitudes provocadas por esa manifiesta mala educación.
He escuchado comentarios de franceses y americanos diciendo: “tenemos la impresión de que este país no es Argentina, que es boludolandia ya que por cuanta calle hemos paseado especialmente a la salida de los colegios secundarios o universidades, lo que si hemos escuchado salir de todas las bocas, chicas y chicos, es: “mira boluda, o mira boludo” nada se comenta, nada se dice en la que esa interjección no se pronuncie en reiteradas oportunidades, luego nuestra pregunta es: ¿Por qué, a qué obedece tamaño menosprecio cuando es usado dirigiéndose a un semejante que se supone amiga o amigo…?!!!
Esto que es un hecho excesivamente repetido, prueba en forma muy concreta el deterioro de la conducta y la marginalidad educativa. No hay nada que sea perceptible que justifique tamaña actitud, y si bien es muy probable que cuanta orientación pretenda darse en las escuelas para eliminar esas conductas trasgresoras, lo fundamental para que esto tenga alguna posibilidad de éxito, debe producirse en el medio ambiente familiar y social, y además, en lugar de gastar dinero en publicidades soeces, groseras e impertinentes, se gastara en trasmitir mensajes que reprueben estas malsanas conductas.
Sabido es, por desgracia, que los mensajes televisivos sobre todo los peores, los más soeces, son los que más impactan a las nuevas generaciones. Y ese es otro importantísimo y trascendental detalle a tener en cuenta. No se trata de censura o no censura, se trata de que el mensaje sea útil y gratificante para quien lo reciba.
Si esos factores mínimos de conducta fuesen observados en forma generalizada, lo que realmente no costaría esfuerzo alguno, es indudable que a corto plazo iríamos notando una mejora progresiva en la conducta social. Si somos concientes y racionales es de esperar que así lo hagamos.


Sócrates

martes, 13 de julio de 2010

deportes el futbol

Aclaro antes que nada, que soy un admirador y amante de todos los deportes, especialmente cuando se practican con nobleza, dignidad y corrección. Algo que lamentablemente no siempre ocurre.
Por primera vez me decidí a ver por Televisión el partido España-Holanda, con ello pude comprobar que lo de la corrección no siempre se practica y para mayor vergüenza pude comprobar que, un equipo el holandés, no siempre actuó de la forma correcta, cosa que no me esperaba, supongo que al igual que muchos millones de personas, igual que yo, se sintieron avergonzados y humillados al comprobar la bárbara actitud durante todo el partido del equipo holandés, cosa que el equipo español, no hizo, ni tan siquiera como reacción a la brutal agresividad de los holandeses, equipo y gente que consideraba y tenía en el más alto concepto. Ha sido una vergonzante exhibición de mal carácter y agresividad.
El deporte como manifestación de la actividad humana debe ser el espejo de la conducta noble del ser humano. Se gane o se pierda lo importante es jugar, hacerlo bien y con dignidad.
El deportista puede ganar o perder, tan bueno puede ser en cualquiera de los dos casos…lo importante es entregarse a un juego noble, defender sus colores al máximo tiempo manteniendo su dignidad con el mejor esfuerzo y entregar en ello lo que emana del valor y de la dignidad.
Hay otros aspectos que afectan desgraciadamente a esta nueva “RELIGION”, en lo que se ha convertido el futbol y es que no se trata de defender sus colores, se trata por encima de todo de una vergonzante cuestión de DINERO.
Las enormes cantidades de Dólares que se pagan por patear el balón, mal o bien es una verdadera vergüenza para todo ser pensante. Cuando muchos millones de niños y adultos carecen de todo y también se mueren de todo tipo de enfermedades o de hambre, esto es un verdadero insulto para la humanidad, no obstante esta práctica, que para mí es una verdadera impudicia, es la que más se está practicando en todos los niveles y ámbitos del deporte.
Es normal y correcto que los dedicados al deporte más o menos popular, tengan una vida digna y cómoda, pero es un insulto social que muchos de los deportistas se conviertan en multimillonarios y estén agresivamente exhibiendo sus enormes riquezas.
El estimulo del deportista debe brotar de su propio orgullo, en ser cada día mejor en su actividad y su gloria deportiva debería provenir de su dedicación y esfuerzo y el consecuente reconocimiento de su dedicación y del esfuerzo realizado.
Lo contrario es un crimen de Lesa Humanidad.
Estimo un acto relevante de que la cotización de una figura del deporte sea altamente cotizada, siempre y cuando una cifra básica y más que suficiente le sea retribuida a la figura deportiva y el saldo sea aplicado a cubrir las emergentes necesidades básicas a los hambrientos, enfermos, discapacitados y otros necesitados que son en buena parte los que promueven con su presencia y voces a estas populares estrellas.