viernes, 28 de enero de 2011

SEBAS

Con este relato, su desarrollo y su principal personaje, se ahonda en hechos y circunstancias, todas verídicas, que implican infinidad de preguntas sobre las reales posibilidades de realizar la propia voluntad.
Se extrae de todo lo expuesto lo que afirman: Descartes: “Existo luego soy”. Ésta es una máxima, cuya expresión implica una contundencia existencial que ahondando en la racionalidad, yo diría que no condice con la realidad ya que ésta estaría mucho más próxima de lo que nos dice Ortega y Gasset: “El hombre es el hombre y sus circunstancias”, aquí tenemos asumida una posición en la que la existencia no se determina por una voluntad consciente, sino que ello implica, en forma contundente, la circunstancia. Y Jean Paul Sartre “El hombre no es nada”, a lo que yo agregaría una fórmula contemporánea, que manifestaría “se es lo que se tiene”, y me refiero a lo de contemporánea por el hecho de que el único objetivo fijado actualmente en la mayoría de las mentes humanas es la posesión de bienes, sean cuales sean, vengan de donde vengan y como vengan. El “status” que los mismos dan y la función que permiten socialmente ejercer, marcan las pautas con la que esto se identifica. Esta fórmula sería la más actualizada, ya que expresaría una tendencia, prácticamente homogénea, del sentir de la sociedad actual, en lugar de “se es lo que se sabe”, lo que sería un nivel más adecuado a un humanismo consciente e intelectualmente más desarrollado. La serie de avatares que aquí se producen, encarnados por un ser consciente, responsable, productivo y dinámico son el reflejo de la mediocridad en la que se desarrollan la inmensa mayor parte de las sociedades actuales.
Existe y se practica un individualismo egoísta que para nada tiene en cuenta los intereses comunes de los individuos con los que convive.
La única convergencia de intereses reside en los intereses materiales e individuales. No existe relación de convivencia social que de lugar al respeto de lo ajeno y es en esta disensión social en la que reside el punto fundamental de una derivación socio cultural que, sin duda alguna, llevará a los habitantes del planeta a una serie de secuencias catastróficas que alterarán profundamente, en el caso de persistir, la vida de sus habitantes en la forma en que se prduce hoy.
Aquí se trata de un solo ejemplo, pero fundamental. Los individuos correctos y creativos que pretenden realizarse en actividades del mismo orden en las mas diferentes funciones y ámbitos tienen en su contra esas congénitas “fuerzas negras”, que en forma indiscriminada pueden plantearles problemas existenciales como sucede reiteradamente en las acciones que se desarrollan en este caso.
Inciden no solamente los avatares históricos, que como tantos otros también son creados por individuos, sino que además, existen todas aquellas y muy numerosas circunstancias personales en las que ciertos conjuntos sociales ponen de manifiesto sus características personales.
Esto que se produce con una exagerada reincidencia es lo que fundamentalmente distorsiona, y a veces anula, el poder creativo de los más aptos, en detrimento de lo que eso implica como aporte social.
Nuestro personaje pasa y supera una serie de avatares negativos enfrentando la vida con resolución y entusiasmo creativo, no obstante, las circunstancias, como dice Gasset van eliminando toda su actividad creativa que va, paso a paso, intentando concretar. Después de una serie de procesos llevados hasta un resultado concreto, siempre la intervención de algún interés espurio, hace desvanecer todo esfuerzo que haya realizado y cuanto éxito básico haya obtenido.
Esa sucesiva repetición de secuencias positivas-negativas, hacen que nuestro personaje llegue a la conclusión de que a menos que no se produzca un cambio radical en la percepción y conducta de la mayoría de sus semejantes en cuanto a la integración social y a la posibilidad de una vida que cuanto mínimo mantenga una relación tolerante y respetuosa: la convivencia humana se convertirá, día a día, en una mayor pesadilla.
El ser humano debe hacer lo que, a pesar de los miles de años transcurridos desde su aparición como Ser consciente, no ha hecho, es decir: auto conocerse y auto definirse. Esta imprescindible condición nos llevaría a tener una visión concreta y real de lo que somos como entidad humana. Desde el principio de los tiempos, hemos evolucionado distorsionando nuestra realidad psicofísica: nos hemos inventado mitos, leyendas y creencias religiosas que únicamente han ido creando disensiones y, a menudo, terribles y sanguinarios hechos.
El ser humano, para auto realizarse, necesita neutralizar sus miedos y superar su extremado caso de ignorancia. Actualmente vivimos en un clima de permanente progresión científica pero adolecemos enormemente del mismo grado de conocimiento y percepción en lo que se refiere a la inteligencia emocional. Seguimos con nuestros dioses escondidos en las lúgubres cavernas de nuestro pensamiento, lo que elimina sustancialmente, todo intento de liberación psíquica y de conducta con nuestra real naturaleza.
A partir de la edad media, se ha ido formando y consolidando el concepto de nacionalidad. Los distintos pueblos se han auto atribuido determinados espacios geográficos, basándose en sus características psicofísicas, en sus afinidades y, especialmente, en los idiomas que fueron desarrollando, nacen después las filosofías políticas, con las que el sujeto pretende resolver institucionalmente un sistema en el que puedan convivir, supuestamente en armonía, las sociedades y con ello la revolución francesa en la que por primera vez en el mundo conocido el estado se libera de la tutela de la religión.
Esto que no es un hecho totalmente practicado si es el inicio del valor atribuido al pensamiento racional y si bien implica el nacimiento de una orientación lógica e inteligente, está muy lejos de conseguir el objetivo prefijado por los pensadores y políticos franceses ya que las religiones en este caso especialmente la católica, continúa desarrollándose y prevaleciendo en el mundo occidental, con ciertas trasgresiones que la catapultan hacia América, África y algunos sectores indo asiáticos. Esta persistencia clerical en todos los medios, continúa cada vez más, anquilosando el desarrollo de la libertad.
Como contrapeso, a esta tendencia religiosa y políticamente derechista, surge como figura de proa el MARXISMO, cuya implantación en la Rusia Soviética desde 1917, y posteriormente en algún país bajo, su influencia, volvemos a caer en la tremenda contradicción de inclinarnos enfervorizados delante de algo que no sirve absolutamente para nada, en términos positivos, sino es para distorsionar y entorpecer el desarrollo y la capacidad intelectual de aquellas sociedades humanas en las que se impone como régimen político. Otra vez hemos caído en la trampa de nuestras extremadas ilusiones. El MARXISMO, no aporta la solución a los problemas humanos, aplíquese como se aplique. Es otro sistema político que distorsiona y confunde la verdadera identidad humana, por ello, y solo por ello, el MARXISMO, a pesar de haber estado a las mismísimas puertas del éxito, tanto político como social y económico, se vio obligado, debido a las propias divergencias que contenían su concepto de vida con la realidad de la misma, a “tirar la esponja”. Eso ocurrió con la Rusia Soviética. Está perfilándose paso a paso, en China y ya se ha definido como fracaso absoluto en la Cuba de Fidel Castro, cuya implantación como sistema sociopolítico se había realizado hacía más de cincuenta años.
Para cualquier ser perceptivo con sentido común, y sin que sea necesario estar dotado de una poderosa inteligencia, es palpable que un régimen como el Marxista, no pueda subsistir entre mujeres y hombres que pretenden ser libres, pues el sistema en sí por sus fallas inherentes crea desde el inicio una pérdida agraviante de la libertad específicamente de pensamiento, lo que evidentemente, no condice con la evolución del pensamiento político del momento.
Están los que pretenden seguir con el llamado sistema Capitalista, otro objetivo “fisurado” ya que si un cierto Capitalismo “salvaje” se ha impuesto y prevalecido en muchos países evolucionados, también este sistema tiene sus fallas. Fallas que deberán ser corregidas a corto plazo ya que el mundo actual no permite la permanencia de estos aprovechados grupos capitalistas. La riqueza exhibida y expuesta de una forma ofensiva, aprovechadora del esfuerzo ajeno, no puede de forma alguna continuar pavoneándose ostentosamente en el mundo en que vivimos.
Al dinero y lo que el implica, hay que darle el destino, real, que le corresponde. Debe ser única y exclusivamente una corriente que transiten los caminos de las necesidades universales y se utilice para el desarrollo y progresión de los pueblos. El dinero como fuerza de energía creadora, debe ser considerado y tratado únicamente bajo ese concepto, no se debe ni se puede permitir que un sujeto, sea quien sea, tenga la ascendencia que tenga, disponga de uno o dos aviones particulares, un jate para pasearse con invitados o sin ellos, por los océanos, cinco o seis automóviles de lujo, y las más lujosas residencias en cinco o seis puntos diferentes del planeta.
Es indudable que institucionalmente ese sujeto no debe ni puede abundar en una sociedad global, que sufre de enormes carencias a causas de tamañas distorsiones.
Los métodos y sistemas capitalistas solo pueden existir bajo el concepto de la libre iniciativa, propia a toda mente creativa y por supuesto humanamente productiva. Estas mentes con todo lo que implican como seres deben tener en abierto las opciones y posibilidades para que su iniciativa pueda ser apoyada y permitir el afloramiento de toda su capacidad, propiciando con ello el desarrollo de las más distintas sociedades.
Esta debería ser la finalidad exclusiva de la capacidad monetaria implicando con ello una adecuada compensación que incentive a esos seres más creativos a participar con la máxima actividad posible al desarrollo socio económico, siendo retribuidos en consecuencia sin que ello implicara la acumulación de enormes riquezas en detrimento del resto de sus semejantes. A una fórmula similar a este concepto debiera llegarse después de analizarla adecuadamente con sus distintos niveles y alcances a fin de que el universo se manejara con adecuada equidad y permitiera aflorar el máximo de inteligencias y capacidades.
Esto que parece una lírica teoría podría llegar a ser un hecho concreto si nos lo proponemos. Es indudable que las modificaciones internas y externas deberían ser fundamentalmente modificadas, pero es indudable, también que esto obedecería a un contexto racional y equitativo de desarrollo y convivencia y que a su vez, definido el proceso, se podría llegar a un estado de armonía general.