martes, 29 de junio de 2010

Raíces

Cuando en un hospital llega el cuerpo de un accidentado grave, sea por la causa que sea, lo que normalmente sucede es la correspondiente reunión de los distintos profesionales para emitir su opinión y pasos a seguir para atender los problemas ocasionados al cuerpo del paciente: desgarraduras, cortes, huesos quebrados, contusiones y traumas de toda índole. Los profesionales analizan, estudian los problemas que perciben y emiten sus correspondientes opiniones y dictaminan el tratamiento apropiado. Eso es lo elemental básico y correcto. Ahora se trata de poner sobre la camilla un enorme cuerpo, el de la tierra y especialmente su contenido humano. Alrededor de este cuerpo, realmente enfermo se reúnen, supuestamente, los cerebros más eminentes y capacitados de las distintas especialidades que afectan a la enfermedad. Que de hecho, ha sido provocada, quizá en buena parte, por las propias mentes que, se supone, lo van a atender.
Es inconcebible que quienes por su inconciencia y, a veces rapacidad, hayan provocado semejante accidente que conlleva una crisis que implica un crimen de lesa humanidad, si realmente se hiciera justicia, sea tratado por los mismos que, de alguna manera, han provocado la enfermedad. Y si bien, también hablo con referencia a personas, se trata sobre todo de países y las más variadas asociaciones, con la evidente participación de los distintos componentes individuales.
La distorsión y diversificación de las recetas que se pretenden implementar para lo que se supone debe ser tratamiento y cura del problema, siguen obedeciendo a los más dispersos y personales de los remedios. Siempre unidireccionales: los intereses particulares.
Es de conocimiento generalizado de que todas estas enfermedades “terráqueas” que ahora explotan por doquier, son producidas por la conducta del hombre y su dedicación a defender sus intereses particulares y no, analizar los problemas a medida que van surgiendo, buscando curas racionales que no contemplen, exclusivamente, su avaricia.
Es necesario, para obtener resultados positivos en esta tan cacareada batalla por resolver la crisis, cambiar los sistemas y también ciertas mentalidades. No se pueden seguir creando diferencias dogmáticas de orden social y político. Aquí ya no se trata, ni debe tratarse, de clase obrera y capitalistas. Los objetivos deben convertirse en intereses comunes, tanto los trabajadores manuales como los intelectuales, como la clase capitalista y los políticos deben sentarse y aunar opiniones y criterios, de forma tal, que los resultados sean convincentes y benéficos para todos y para ello cada uno de los sectores tiene que tratar de construir, tanto el presente como el futuro. A un trabajador manual, tanto si este tiene un empleo como si no, es necesario garantizarle una existencia digna y también éste operario tiene que concientizarse de que su colaboración productiva tiene que ser eficiente y rentable. Sin esa predisposición integrándose positivamente en sus tareas diarias no es posible llegar a resultados positivos. Lo mismo sucede con los profesionales y trabajadores intelectuales, sus tareas deben realizarse para complementar el resto de la producción en forma positiva que no provoque detracciones ni distorsiones que perjudiquen la marcha de la sociedad de la que forman parte y refiriéndonos a lo que podría llamarse “núcleo capitalista” debería definirse de forma categórica que su función no es la de hacerse más rico cada día sino que la corriente de capitales sólo debe servir a la creación de más riqueza de la que todos los participantes sociales deben beneficiarse. Subsistiendo en la sociedad la corriente sanguínea que origina la circulación del dinero, esto debe ser condición absoluta de participación y enriquecimiento de todos los cuerpos.
Si después de tantos años de “civilización y desarrollo”, no logramos asumir que estos son principios básicos y elementales de sobrevivencia es indudable que nuestra sociedad se está dirigiendo hacia un inconmensurable pozo sin fondo.
De la misma forma que los profesionales de la medicina de cualquier centro sanitario, se juntan alrededor del cuerpo accidentado que acaban de introducir en la sala para su examen, análisis y diagnóstico, sin considerar si el cuerpo es blanco, amarillo o negro, únicamente es un ser humano y está ahí destrozado. Sin considerar dogma alguno ni política los profesionales de la medicina dictaminarán tratamiento y medicamentos. Eso es lo que deben hacer esa imponente cantidad de cerebros que se reúnen alrededor del cuerpo de la tierra y por obligación ética y moral, deberían actuar de la misma manera, solo así conseguiremos con más o menos tiempo salir de cuanta crisis se presente.
Se considera que en el mundo aumenta vertiginosamente el número de multimillonarios, solamente en el año pasado, 2009, aumentó 18%, sumando la cantidad de 10.000.000 DIEZ MILLONES de millonarios en el mundo. Sus capitales aumentaron un 19% en un solo año, llegando a la cantidad global de TREINTA Y NUEVE BILLONES de dólares (TREINTA Y NUEVE BILLONES DE DÓLARES….!!!!). La mayor parte de estos MULTIMILLONARIOS se centran en Estados Unidos, Japón y Alemania. Esto indica las pautas en las que se supone que estamos en “vías de desarrollo”¿Desarrollo de quienes o de quién…?

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