miércoles, 10 de noviembre de 2010

EL INICIO

Se supone que tenemos 2000 años de civilización escrita, si nos remontamos más allá de esa fecha, nos encontraremos con que la escritura o cuanto menos los signos de comunicación, aparecieron 5000 años antes. De eso quedan testimonios evidentes hasta la fecha. Si dejamos de lado todo ese salpicado vericueto de dichos y no dicho, de escritos o no escrito, plasmados o no plasmados a través de miles de años de, supuesta, evolución nos encontraremos con que el conocimiento, repito CONOCIMIENTO humano, aparece mucho más recientemente de lo que en principio se creía en términos de ciertos grados de conciencia que permitan crear auto conceptos relacionados con nuestras personas y nuestras actitudes y a su vez los vayamos reflejando en objetos que definen de alguna manera nuestra personalidad más o menos creativa. Dos mil años antes de nuestra era, ya éramos bípedos pero por lo visto aún teníamos mentalidad de antropoides, ellos también eran bípedos o a veces lo que es mejor cuadrumano cuando menos tenían una mayor habilidad para defenderse o ejercitarse con sus miembros, ya que los bípedos humanoides tardaron mucho tiempo en ingresar al universo del pensamiento.
El problema reside ahora muy específicamente en delimitar y definir cual es esa particularidad del intelecto humanoide a las que nos hemos integrado.
Se dice científicamente que existen células claras y células oscuras, lo complicado del problema que se nos presenta es que la opción es libre y por lo tanto no podemos discernir hacia que tipo de células se orienta nuestro desarrollo intelectual: las claras o las oscuras es evidente. Cuanto menos en la historia escrita que la inclinación natural del sujeto es hacia las células oscuras. Por lo que se puede percibir en esos inicios de “civilización” la opción conciente o inconscientemente no ha sido orientada hacia las células claras, yo diría más bien que esa orientación ha elegido con o sin subterfugios el camino de las células oscuras a pesar de que de vez en cuando surjan en los mismos seres brotes que en principio podrían considerarse promovidos por las células claras, aunque la mayoría de los actos que se producen nos prueban de que el camino más persistente y recorrido es el de las células oscuras.
Podemos analizarlo puntual y detalladamente a través de nuestro proceso evolutivo durante los años en los que se supone hemos adquirido conciencia de nuestra condición humana.
Desde el principio de los tiempos en que se tenga noción de que existimos a perdurado por encima de cualquier circunstancia o raciocinio, el interés exclusivo y personal, la crueldad, el posicionamiento irracional de los bienes ajenos, aun cuanto ello incluya robos, asesinatos y muertes. Una de las mayores secuelas dejadas constantemente en el llamado “camino de nuestra evolución”.
En todas las circunstancias en las que el tema del egoísmo o la posesión ha tenido que plantearse. Esa premisa de carácter absolutista ha trascendido a través de los tiempos, la mayor parte de las veces basándose en gigantescas dosis de falsedad e hipocresía. Para ello desde el principio de los tiempos, tuvimos que buscarnos todo tipo de encubrimientos, distorsiones, inventos y mentiras, muchas de ellas atrapadas en nuestras neuronas debido a nuestra inmensa ignorancia: teníamos que inventarnos “apoyabrazos” para intentar mantener nuestros esquemas y que estos a su vez, permitieran mantener la perversión de nuestros prejuicios y sistemáticas mentiras.
La mentira, la eterna mentira y la distorsión han sido los elementos utilizados desde todos los comienzos para sustentar la ignorancia y con ello obtener el poder.
En todos los ámbitos, en todas las latitudes y topografías donde por algún casual encuentro de humanoides se ha producido, la reacción universal siempre ha sido la misma, crear la forma de dominar a través del terror, de lo desconocido, de lo que algunos se otorgaban como propiedad exclusiva, inclusive la personal y directa comunicación con el más allá, sea Dios o el Diablo. Esta intangible y poderosa arma ha estado y sigue estando a disposición de los más cínicos e hipócritas y con ella han manipulado y siguen manipulando a los de mentalidad más simple, para ello se han inventado cuantas distorsiones y añagazas se han podido imaginar a través de los tiempos: todos los trucos, los imaginables y los no imaginables desde hacer llorar a las vírgenes de mármol o de madera, con lágrimas de sangre o no, hasta cualquier otro fenómeno, producido por cualquier añagaza, física o psíquica, han sido y son los constantes trucos que se han utilizado y lamentablemente aún se utilizan para convencer a algún que otro inocente ignorante, el ser humano es uno solo, su entidad no va más allá de lo que es su físico agregándosele como potencial específico e individual sus facultades neuronales lo que no le da absolutamente nada que sea divino pero sí una percepción psíquica, que se centra en lo que puede percibir de sí mismo y de su entorno y que bajo ningún punto de vista ni en circunstancia alguna lo hace trascender más allá de lo que ello implica. Con su muerte física se muere todo, menos todo cuanto haya podido crear y se quede ahí como su demostración de su capacidad creativa cuando la vida le permitía obrar, nos lego su arte: música, literatura, escultura, pintura, variantes culinarias, inventos de toda índole, etc., etc., eso es cuanto un ser puede dejar al resto de sus semejantes, nada que sea divino.
También nos puede legar su maldad a través de una infinidad de hechos que lo trascienden por haber provocado perjuicios y/o males que van más allá de su tiempo de vida y lamentablemente esta negativa frecuencia, es la que más se produce en el tiempo.
Volvemos al principio de las neuronas claras y las neuronas oscuras, en cuyo contexto lamentablemente existen muchas más neurona oscuras que neuronas claras, de ahí que el universo se ve a veces convertido en un baile desalentador y macabro en el cual dominan las neuronas grises y es en ese tiempo, del dominio de la neurona gris, donde suceden las mayores tragedias y horrores que el ser humano provoca en la tierra.
Desde que el hombre aprendió a dominar con la mentira utilizando todos los grados permisibles de cinismo se ha dado cuenta que esa es el arma con la cual sin temor ni duda puede manejar a sus semejantes, la ha usado y la sigue usando de la forma más ignominiosa y criminal que se puede usar la palabra para abusar y esclavizar a un semejante.
Desde un principio y estableciendo con ello un tabú que implicaba una manifestación de poder inició su reinado deístico imponiendo leyes y costumbres que solamente atendían a su visión personal de lo que quería imponer.
Así empieza el muy conocido, distorsionado y criminal universo religioso. Los primeros caminos se abren a través de Abraham, desde el Éufrates, emigra dirigido por Yahavé hacia las tierras de Cannan, donde se supone su Dios, le indica un asentamiento en cuyo territorio debe aposentar a su pueblo, crear sus raíces y desarrollarlo.
Es a partir de la formulación de esta conciencia exclusiva que se acumulan y se desarrollan todo el resto de las creencias que van a perturbar el desarrollo de la humanidad. Nace el Judaísmo, con sus exclusivismos y creencias particulares que crean un concepto totalmente degenerado de lo que pueda ser la humanidad y un supuesto contacto con el más allá, implicancia que pone de relieve la existencia del Arca de la Alianza. Otro absurdo totémico que consigue a través de los siglos cristalizar miles de figuras cuyo contexto y significado es total y absolutamente vacuo. Y así entrando en este proceso de degeneración mental se van desarrollando las distintas civilizaciones que se suponen en su grado máximo, capaces de desarrollar inteligencias superiores y…sí a veces consiguen este desarrollo pero hay que verificar cual es el objetivo de ese desarrollo y su intencionalidad.
Si seguimos inclinándonos ante una búsqueda analítica del mencionado desarrollo, nos encontraremos que en términos generales y, particularmente, a lo que a religión se refiere, son única y exclusivamente sórdidas manipulaciones destinadas a extraviar y poseer a la mente y los sentimientos humanos.
Superado el proceso primigenio de la euforia y dominación judía entramos en diversos campos de divisiones y controversias, entre las cuales aparece el sometimiento judío a la civilización egipcia de la cual se convierten en esclavos (cuanto menos así dicen), lo que no es obstáculo para que en un momento determinado de su desarrollo histórico distorsionen las realidades climáticas para un supuesto castigo realizado por Jehová, al pueblo egipcio, castigándolo con las ya famosas, siete plagas que por supuesto no eran mandatos ni divinos pero si lo fueron como interpretación judía lo que nos lleva a pensar que lo divino era pura y absolutamente maldad. Ningún Dios o divinidad que impere sobre la tierra va a castigar a un pueblo, en su totalidad, al exterminio absoluto mediante el hambre. Eso sí lo pueden hacer, y lo han hecho, multitud de veces los propios humanos. Por iniciativa propia, con actos propios sin recurrir a escusas de intervención divina de especie alguna. Lo que sigue probando que el lado oscuro de las células cerebrales es el que prevalece.
Y así años más, años menos, aparece la penúltima falacia, el Cristianismo. Primero son esclavos sometidos y azotados por Roma, donde aún dominan las huestes de Júpiter, Zeus, Jano, y otra cantidad de Dioses y Diosas pertenecientes al Olimpo Romano. El Cristianismo motivado por una teología muy propicia a los tiempos que corrían, pues ya se habían desarrollado las grandes ciudades, las grandes aglomeraciones humanas, existía un sentimiento de rebelde humillación y los cultos trasmitidos a través de las divinidades existentes no convencían a nadie, el clamor surgido de Jerusalén, la humildad y sencillez manifestada por Jesucristo y sus discípulos, fue moralmente trascendente para que como conducta y doctrina trascendiera a los pueblos. Y así en un corto proceso, trascendió multitudes que se adhirieron sentimental y moralmente a la nueva creencia que hablamos. No bastaba con que te abofetearan una mejilla, había que ser fuerte y poner la otra, lo que implicaba una resistencia que iba más allá de la postración humilde, esta actitud cuajó en las sociedades occidentales de la época al punto que día a día sus adeptos aumentaban y crecían en fuerza. En esto se apoyó Constantino para convertirse en líder del Cristianismo y su dirigente máximo, lo que le otorgó tal fuerza numérica que era imposible oponerse a la misma y a través de todo ese desarrollo se fue organizando lo que hoy es, junto con el Islam, la organización más aberrante del universo.
Hablar aquí del Cristianismo desde sus orígenes va a resultar una tarea ardua, complicada y de muy largo alcance. Son tantas las abominables aberraciones cometidas desde los asesinatos de Constantino hasta las fraudulentas farsas de hoy, transitando por todo lo que ha sido política medioeval, feudal, imperial, reinados y regímenes políticos, criminales cuanto proceso producido dentro de los claustros y monasterios con sus interminables series de asesinatos múltiples, criptas con miles de cadáveres de nonatos apilados, violaciones en centros escolares, existen para denominar a todas estas vilezas miles de nombres propios que requerirían estudios exhaustivos páginas y más páginas escritas. Si un día el tiempo y las circunstancias me lo permiten trataré de recabar cuantos datos me sean posibles con el único objetivo de afirmar la veracidad de lo que aquí manifiesto.
Como tantos otros ejemplos puedo citar la España Franquista en la que bajo palio se asesinaron miles y miles de personas inocentes enterrándolas en fosas comunes, por el simple hecho de no coincidir con las ideas político o religiosas impuestas por el régimen. También he sido testigo a los diez años de edad, de cómo desde un campanario próximo a mi vivienda en Barcelona, se ametrallaba a la gente del pueblo que estaba en la misma plaza de la Iglesia.
Todo este singular desarrollo de lo que se ha dado en llamar nuestra civilización, tiene un sentido totalmente antagónico de lo que implica el término “civilización”. Por supuesto hasta ahora las células oscuras han ganado la batalla. Las células claras siguen escondidas en recónditos parajes y no aparecen a la luz cuando hacen falta, salvo muy rarísimas excepciones que tienen nombre y apellido y se identifican con una claridad diáfana, por ejemplo: Gandhi, Nelson Mandela, Vicente Ferrer, Martin Luther King, la Madre Teresa de Calcuta… y otros tantos nombres que merecen estar en esta panoplia tan especial de seres humanos ejemplares. Los hay seguramente con menor proyección, pero con igual valía, que han sabido entregarse en forma total y desinteresada a la tarea de tratar de mejorar nuestro universo. Pero la ingente masa de seres dedicados a hacer lo contrario hace que estos gigantescos esfuerzos resulten insignificantes y ni tan siquiera tengan el relieve y la trascendencia que por su propio derecho deberían tener.
Y es relacionado con el tema de la inmensa hipocresía y cinismo de la iglesia Católica Apostólica Romana, que quiero insistir. Sobre todo en lo relacionado con mi país, España. Como es posible que después de lo ocurrido en fechas históricamente hablando, recientes, alguien tenga la desfachatez de decir que en España hay poca tendencia al clericalismo. Por múltiples factores, especialmente por su obstinada falsedad, además de cuanto abuso el clericalismo ha cometido y sigue cometiendo en esta tierra, no es que no tengan derecho a hablar en España de Cristianismo o Catolicismo, es que debería darles vergüenza, tal como la siento yo cuando ahora se han hecho semejantes homenajes al Papa, tanto en Galicia como en Barcelona. Admiro como todo objeto de arte la creatividad humana, admiro a Gaudí y su obra, pero los catalanes jamás deberíamos haber permitido que el Papa pisara la Sagrada Familia. Es una obra de arte hecha para cualquiera que quiera admirarla o visitarla pero no para recibir bendiciones papales, como ser humano y catalán, lo considero una injuria, de la misma forma que considero un insulto la visita a Santiago.
También me ocurre lo mismo cuando en Andalucía y otras regiones de España salen las procesiones cargadas con todo tipo de amuletos y santos, algunas de ellas obedeciendo a ritos ancestrales en los que todavía hay ignorantes que se van dando latigazos en la espalda. Otra grave muestra de que lo que prevalece es la neurona oscura.

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