viernes, 1 de octubre de 2010

enfermedades latinoamericanas

Gracias a ese gran vehículo informativo que es la televisión, entre el 29 y 30 de Septiembre, he tenido la oportunidad de ver tres reportajes cuyas figuras estelares eran Fidel Castro, Hugo Chávez y el presidente de la República Ecuatoriana, Señor Correa.
El primero de los citados, como los restantes y algunos más, sigue empecinado en un populismo chabacano que nada, absolutamente nada, hace para mejorar la situación general de su país y de sus habitantes. Este populismo, absolutamente demagógico, concurre en forma insistente en los países latinoamericanos condicionándolos a un estatus de demagogia política. Tenemos el caso de un cierto grado de infantilismo político de Hugo Chávez y el caso del Presidente Correa el que desmadrado, desaforado, gesticulando en forma virulenta y descontrolada se dirigía a su pueblo sorprendentemente agresivo. Esa no es una actitud ni de hombre de estado, ni de político inteligente, (que es lo que debería ser), es más bien una actitud de vendedor ambulante de baja estofa.
Si bien, hemos de reconocer, (esto con satisfacción), de que el pueblo cubano ha mejorado su aculturamiento, su conocimiento científico y su capacidad y prevención en el campo de la medicina, no se puede dejar de ver que en el resto de sus actividades, después de cincuenta años de supuesto comunismo, sigue viviendo en forma muy elemental, por ello Fidel Castro y colaboradores, se han visto ante la obligación de admitir que el sistema no funciona y por lo tanto reintegrarlo a alguna forma de “capitalismo” que permita la actividad independiente, lo que implica una dinámica en la que el individuo se libera de sistemas dirigidos para formar una sociedad dinámica en la que la iniciativa individual promueva una economía creativa.
Aparentemente y a pesar de tantas experiencias, comenzando por la Unión Soviética, la China de hoy, los países centro y norte Europeos y algunos de otras latitudes, Hugo Chávez (que considero no tiene la más mínima capacidad para ser un conductor y gobernante político social capaz) pretenda instaurar un socialismo marxista en su república bolivariana sin duda alguna debido al analfabetismo político, del mencionado, destinado al más absoluto de los fracasos. Lo más lamentable, lo infinitamente lamentable de toda esta grosera e impertinente política es que quien “paga los platos rotos” siempre es el mismo: el pueblo.
Se puede hablar algo más del “energúmeno” Correa, “supuesto Jefe de Estado”. Comparado con casi una niña, toda ella vestida de blanco que apareció en unas declaraciones realizadas en el único canal de Televisión nacionalizado del país, en la que el experto periodista que la interpelaba, se esforzó por hacerla aparecer como dudosa, inexperta y casi analfabeta, la niña en cuestión con un equilibrio y un raciocinio (que el presidente del país debiera asimilar) sin titubear sin trastocarse ni salirse de una inequívoca línea de absoluto raciocinio, mantuvo sus justas declaraciones, refiriéndose al veto presidencial de una forma clara, inteligente, precisa y contundente, cualidades y condiciones que aún siendo niña, serían mucho más útiles para dirigir un país como éste, que no el “energúmeno” del Presidente Correa”.
Esto pretende ser “un aviso a los navegantes”.

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