viernes, 27 de agosto de 2010

creencias y naturaleza. 2' parte

Si bien se ha producido los últimos tiempos un cierto grado de concientización enciclopédica, relacionada con los aculturamientos religiosos que han venido impregnando de ignorancia a la sociedad en un proceso de muchos siglos, es evidente que el raciocinio aflora más cada día, provocando el declive de las más importantes religiones. No obstante los centros de poder de las mismas, en alguna medida, siguen manteniéndose. Dado el grado de conocimientos científicos y de evolución cultural, estas influencias que aún permanecen deben seguir eliminándose a fin de que las sociedades que pueblan la tierra se sientan cada día, más liberadas y apliquen sus conocimientos y esfuerzos a una mayor integración de lo que pueda llamarse humanismo.
Es con la integración y compenetración con el universo, asumiendo sus fenómenos naturales, que el SER se sentirá libre y en las debidas condiciones para realizarse íntegramente como entidad humana. Es indudable que a pesar de nuestro desarrollo esto implique un proceso de readaptación, tanto en el campo de la sociabilidad como en el campo de las ciencias. Estas últimas con su fenomenal evolución han encontrado el camino de las explicaciones científicas y accesibles a la comprensión humana. Sin metáforas, sin milagros, sin deidades. Éste es el camino a seguir, intentando auto proyectarnos como sujetos libres e independientes, cuya máxima obligación es mantener una convivencia liberada de falsos temores (cielo – infierno) que permitan un auto conocimiento profundo de nuestras realidades y a su vez la práctica de una ética que prime en la conducta humana.
Esta especie de proyección eufórica de lo que podría llamarse la sociedad terráquea, si bien está planteada aquí y ahora, como algo que pueda parecer exclusivamente teórico, no es menos cierto que puede convertirse, a corto plazo, en una realidad tangible.
El dilema reside en que u optamos por un sistema socio político ideológico racional, que tenga puntos de convergencia absolutos con nuestra identidad o, caso de seguir así, las sociedades humanas están destinadas a ir hacia una bancarrota absoluta y no se está hablando exclusivamente en término de economía, aunque esto también subsiste, sino que se está hablando en términos de generales: de conducta ética, de humanidad sensible, de ideología creativa.
La convergencia hacia puntos coincidentes que objetiven el bienestar de los humanos y la salud de la tierra, es absolutamente imprescindible. De no ser así seguirán originándose chispazos más o menos fuertes e intensos en todo el planeta, y cualquiera de ellos puede provocar un incendio generalizado. Por ejemplo, los platos del día: las guerras permanentes y el terrorismo en Asia; las actitudes y desafíos de Irán; las amenazas de Corea del Norte para declarar una guerra Santa nuclear contra EE.UU. y Corea del Sur, y el histerismo continúa con Hugo Chávez jugando su exclusiva y personal partida de ajedrez para inventar todo tipo de malabarismos, que intenten justificar la invasión de Colombia. Esto ahora es lo más prominente, pero paralelamente existen una surtida variedad de circunstancias que llevan implícitas situaciones similares y por si esto fuera poco, las últimas noticias bélicas son que las guerras a partir de pocos años más, además de las ya posibles conocidas nucleares, bacteriológicas, también podrán ser atmosféricas o climáticas. Los adelantos técnicos permiten provocar inundaciones, sequías y una infinidad de problemas climatológicos y atmosféricos. Ya en la actualidad y con posibilidades de un intenso desarrollo, en ese campo, a muy corto plazo.
Dadas estas “tentadoras y esperanzadoras” circunstancias, nos vienen a la mente aquellas escenas cinematográficas en que los habitantes del planeta gritan: “PAREN LA TIERRA, ME QUIERO BAJAR”…
Con nuestra constante y desquiciada conducta estamos convirtiendo en un putrefacto apeadero lo que era y sigue siendo un inmenso y maravilloso jardín.
Hasta dónde y cuánto lo vamos a permitir…? Los seres humanos conscientes de su condición, tenemos la obligación ineludible de unir nuestras fuerzas para que la imagen negativa de nuestro hogar: la tierra, se aleje cada vez más de lo que pueda convertirla en un infierno. Y al decir esto no estoy exagerando ni optando por una posición tremendista. De seguir encausados por estos caminos, esto puede sucedernos a corto o mediano plazo.
No es que se piense que el enfocar ese objetivo, destinado a crear un cierto equilibrio, y también un cierto grado de felicidad en nuestro mundo, es una tarea fácil: no lo es, pero sino nos proponemos en forma deliberada y consciente, los mencionados objetivos, es indudable que vamos hacia un constante y progresivo desastre.
Los recursos a las soluciones clericales, más o menos dogmáticas, no nos llevan, ni con sus plegarias, ni procesiones, ni actos religiosos de cualquier índole a soluciones reales. Se ha constatado eficientemente que en el espíritu humano existen actos de generosidad y comprensión fuera de todo cuadro religioso. Durante los últimos años han aparecido, como hongos, cantidades de ONG cuya finalidad generalizada y principal es la de ayudar a sus semejantes que estén en inferioridad de condiciones. Estas tareas realizadas por un impulso profundo de HUMANISMO, es la principal clave y conducto para llevarnos hacia una aplicación general de éste despertar humanista hacia los caminos que necesitamos para crearnos una existencia de acuerdo con nuestras necesidades.
Desde ya que se han de abandonar los meandros clericales, y también aquellas orientaciones que bajo el cuño de una supuesta libertad individual se orientan hacia la creación de “cotos cerrados” que impliquen el aprovechamiento de las riquezas de forma personal y exclusiva. Es indudable que para que sea obtenida la finalidad ética la riqueza debe ser socializada y no mediante la expropiación o la incautación de los bienes, sino que tiene que ser consensuada de forma que sea con este grado de comprensión y entendimiento el que se realice el objetivo de la racionalización de las riquezas. Evidentemente que esto debe tener una contrapartida colectiva, de forma que todo ciudadano a partir de que su condición lo permita debe, por obligación, aportar su contribución mediante aquellas actividades para las cuales sea apto a la sociedad. Esto que parece ser, en sí, un mundo onírico, no lo es en tanto analicemos las verdaderas potencialidades implícitas en la sociedad.
Para empezar deben utilizarse todos los medios adecuados y necesarios, para que desde el principio de la edad escolar los niños empiecen a sentir que antes que nada están las obligaciones. Debe concientizárselos de que ellos están en deuda con la sociedad, y que por lo tanto, existen a partir del día que empiezan a caminar, por sobre todos los derechos: obligaciones. Eso no es tan difícil de aplicar, como método y como sistema obligatorio de enseñanza. En una enorme proporción de las mentalidades infantiles, si éste método se aplica en forma correcta e inteligente, se obtendrán de inmediato, sin duda alguna, resultados más que positivos. Indudablemente, si este proceso no está apoyado por el medio ambiente familiar o vecinal, los logros serán mucho menos positivos, pero si tal se produce, la cooperación familiar y vecinal, se puede contar con seguridad de una inmensa mayoría de resultados positivos.
Si para llegar a un estado actual de conciencia limitada, proporcionalmente hablando, sobre cuales son las realidades de las sociedades humanas, el hecho de que se tarden una o dos o tres generaciones en hacer que este proyecto de concientización ciudadana llegue a un punto satisfactorio, habremos obtenido el mayor de los éxitos.
Aparece pues, como objetivo principal e inmediato, difundir y promocionar las actividades y actitudes ejemplares que mantienen ciertas ONG y también algunas instituciones similares o iguales a las fundadas por Vicente Ferré en la India. Podemos seguir también otros ejemplos, sea en política, sea en conducta humana, tenemos el caso de Mandela, de Gandhi y de la obra de la Madre Teresa de Calcuta, y muchos etc., más o menos populares, que inducen a pensar que la generosidad humana, puede extenderse a todos los horizontes, como un portentoso ideal realizable, el que se entre por un camino orientado hacia una realización social, efectiva y definida.
Esto que parece un esfuerzo irreal, puede convertirse en algo palpable si nos lo proponemos entre otras cosas creando un sistema social de control y evolución, para que todo ello tenga resultados positivos.
Se observa sobre todo debido a ciertas circunstancias imperantes en los medios adecuados que hay una tendencia generalizada y no institucionalizada de convergencia hacia intereses comunes, y no estoy hablando de ONG, sino de todo tipo de asociaciones entre iguales, que a través de la mutua cooperación buscan soluciones a sus iguales o similares problemas.
Esto demuestra que debido a ciertos grados de evolución progresiva surgen en las más diversas mentalidades estas decisiones asociativas que crean la necesidad consciente de superar los problemas mediante la colaboración con las distintas partes afectadas por lo mismo. Si esto se produce por propia y espontánea inducción a muchos niveles y en una inmensa cantidad de medios: por qué esta necesidad intuitiva de sumar energías y medios no puede seguir desarrollándose y expresándose día a día a todos los espacios…?
Esto es una prueba fáctica de que a medida que se producen ciertas circunstancias afloran efectos similares en distintas áreas e impulsan a los afectados a crear los medios necesarios para resolver los eventuales problemas. Y esta determinación asociativa que se produce de una forma diría que casi generalizada y espontánea, es una muestra más que nos prueba que existe un proceso evolutivo que, quiérase o no, nos llevará a un grado de perfeccionamiento en el que nos sentiremos más que humanos: HUMANISTAS.
Se podría pensar que lo anteriormente manifestado, es una utopía, quizá yo sea algo pretencioso, o muy pretencioso, al decir que no es tal, que es una necesidad cada día más emergente, para convivir y realizarnos.
Persisten aún y mucho, dentro del mundo de la política las barreras, las banderas, los mitos, los slogans, pero sobre todo un impulso propagandístico destinado a beneficiar unos pocos y a la difusión de mitos partidistas cuyo objetivo es únicamente el Poder. El Poder, para desde él, ejercer la manipulación, a veces indiscriminada, de los ciudadanos que los han votado, y a su vez también manipular a aquellos que no los votaron.
En ese ámbito de la política, me voy a centrar especialmente en la política de mi país: España.
Considero que los peores momentos de la tragedia española 1936-1975, los viví en carne propia de una forma devastadora, debiendo aguantar los peores años de mi vida sin recibir aculturamiento alguno y debido a las acuciantes necesidades, tener que trabajar en cualquier trabajo, para mantener una familia de siete hermanos menores, mi madre y durante un buen tiempo, mi abuelo. En ese largo proceso, bajo la dictadura franquista viví y fui testigo de las mayores iniquidades que un régimen político- militar puede infligir a la populación de un país. Hoy es como si el agobio producido en aquella época perdurara. Han pasado muchos años, no obstante el pesado recuerdo sigue vivo en mí. He vivido otras muchas circunstancias, la Rusia de los años 1988/90, con todos sus descalabros, sus fracasos y su enorme corrupción. La Argentina con muy variadas alternativas todas ellas cruciales, vergonzosas y plagadas, también, de corruptos. Esto me hace pensar, en términos generales, que llegar a un proceso armónico en el desarrollo de las sociedades que pueblan la tierra, no es ni debe ser un proceso fácil; pero volviendo a la cuestión española, tenemos un ejemplo en que esas circunstancias, a pesar de todos los inconvenientes que puedan existir, puedan darse aún tratándose de un pueblo con mucho arraigo atávico donde muchas costumbres y tradiciones se han convertido en culto, donde todavía una discriminación socio política religiosa coexiste con una evolución sociológica y científica de avanzada. Lo negativo de este cuadro es que da la impresión de que hay muchas ciudadanas y ciudadanos que tienen memoria muy corta, ya no se acuerdan del franquismo, ya no se acuerdan de lo que fue el autoritarismo militar en España, algunos no les interesará acordarse, cuanto menos del aspecto negativo, ya que hacían parte de los contertulios que participaban del pastel, a otros porque quieren erradicar de su memoria los malos momentos vividos, y otros porque lo han vivido muy superficialmente y no ha habido opción para que les quedara grabado.
No obstante la rémora de aquellas fuerzas políticas residuales forman todavía en España, grupos de una cierta importancia que aprovechando de una forma soez e indiscriminada, la actual situación generada por la crisis universal, se aprovechan de la misma para subirse en esa ola e incriminar a los políticos progresistas con oleadas y más oleadas de insultos indiscriminados. Lo sarcástico de este asunto es que debido a aquel viejo adagio “piensa mal y acertarás” al cual las mentes no muy sanas son proclives, estos insultos injustificados pero directos y/o encubiertos parece ser que han afectado la mente de muchas personas que deberían estar pensando en forma más equilibrada y a su vez auto concientizarse de que ésta crisis que está perjudicando, aparentemente a todo el mundo, no es obra ni de lejos ni de cerca del partido gobernante.
Es muy difícil aguantar, en forma permanente, insultos y agravios que no tienen justificación alguna, objetivados únicamente por la necesidad de “auto pavonearse” ante un electorado que supuestamente se va a dejar convencer por ese “pavoneo” que es puro exhibicionismo verborrágico. En eso reside, en mi país, España, el petulante exhibicionismo del Partido Popular y sus dirigentes.
Por supuesto que no estoy diciendo que la solución de todos los males sea el PSOE, pero considero que dadas las perspectivas que aparecen en el horizonte, es por ahora, la mejor opción. Desconozco, a pesar de su aparición día tras día en la pantalla, cuales son las aptitudes que tiene el señor Zapatero, pero sí debo reconocerle su enorme paciencia y buen humor. Pocos gobernantes, europeos y no europeos, habrían aceptado con tolerancia y buena educación, las obsesivas críticas del Señor Rajoy. Por lo tanto, dado la prudencia y la tolerancia demostrada por el Partido Socialista y sus componentes, personalmente continuaran con mi voto de confianza.
Dicho esto que es, únicamente, un comentario al margen de algo que toca muy de cerca a mucha gente de edad, por haberlo vivido, seguiré con el desarrollo de mi idea inicial, apuntalando lo que hasta ahora he mencionado como un ideal a perseguir y conseguir.

Si observamos el proceso histórico producido desde la implantación del Cristianismo, momento a partir del cual empiezan a surgir los reinados y naciones, al mismo tiempo que, para marcar más aún las pautas separatistas, se desarrollan e implantan las religiones. Toda esta amalgama de criterios político religiosos nacionalistas va creando a través del tiempo las mas diversas tendencias: religiosas, políticas, regionalistas y es a partir de ese momento que se acentúan las luchas por el poder. Intentando emanar desde el punto de vista religioso conceptos que de alguna forma provocan la alineación humana, aprovechando todo tipo de distorsiones, basadas en la ignorancia para que así sea.
Esta intensa creación de nacionalismos provoca una serie de violentas guerras que destruyen los países y buena parte de sus componentes humanos. Particularmente por motivaciones religiosas, se realizan batallas y más batallas, empezando con las Cruzadas, que llevan de una forma indiscriminada a la muerte de millones de personas. Con ello el mundo elimina una enorme cantidad de posibilidades de progresar y mejorarse y, en lugar de ello, se crea la miseria y el odio lo que a su vez implica secuencias que perduran en el tiempo.
Todo ellos basado en falsas concepciones e ideologías irreales. El mundo subsiste con estos complejos e inadecuados conceptos a través de una cantidad de procesos en los que se manifiestan con total evidencia que todo aquello que tenía supuestos valores religiosos no es más que una farsa mantenida a través de los tiempos, por los grupos clericales interesados, hablamos de Cristianos, Judíos y toda la cohorte de diferentes auto denominaciones; protestantes, evangelistas, testigos de Jehová, etc., a los que naturalmente hay que sumar el mundo islámico. Éste ha llegado a su máximo grado de distorsión desde que Mahoma, en la Medina, se hacía llevar a su cama niña de 10 años de edad, para satisfacer sus deseos.
Es vergonzoso tanto para islámicos como para cualquier ser humano, que en el frontispicio de algunas viviendas de ciudades o localidades habitadas por seguidores del Islam, se pueda leer una inscripción en árabe que dice: “Yo fui a la Meca”, implicando con ello que el dueño de casa, generalmente hombre de edad, después de haber cometido cualquier especie de atrocidad: robo, asalto, asesinato o violación, está perdonado y tiene garantizado su lugar entre el coro de Huríes que lo están esperando en el paraíso Islámico. Comparativamente hablando también los cristianos ven sus pecados perdonados a través de una confesión en la que el sacerdote de turno le impone como penitencia el rezo de alguna oración popular, con ello también se asegura su lugar en el Paraíso.
Los judíos se golpean la cabeza contra el muro de los lamentos en Jerusalén, y con ello se redimen de sus pecados.
Es inconcebible que los verdaderos valores humanos: ética, dignidad, honradez sean vilipendiados de tal manera que con estas simples manipulaciones supuestamente religiosas, aquellos que hayan podido cometer cualquier tipo de agresión o acto repulsivo se sientan a salvo y no tengan por que hacerse la menor incriminación ética. Por lo tanto, lo que sí es absolutamente necesario en todo el contexto humano, es que los valores reales de tal condición, sean apreciados a nivel correspondiente, y su práctica, como conducta, sea llevado a los máximos niveles de implantación: sin esto es indudable de que en la humanidad tal y cual como la conocemos no se realizará una progresión y desarrollo, que nos lleve a una convivencia fundada en el respeto.
Lamentablemente, la vía de solución para resolver nuestros problemas de convivencia, es una sola: Respetarnos y ser cooperativos. La otra vía es la auto destrucción del ser humano, cuanto menos tal y como nos conocemos. No existen terceras vías, por más que nuestra imaginación pueda crear multitud de otras opciones.
Nuestro universo se ha constituido de tal manera que a pesar de los inmensos recursos disponibles, hemos creado una interdependencia absoluta. Interdependencia con nuestro planeta, sus campos, sus montañas, sus ríos, sus océanos, su medio ambiente, el aire que se respira, en fin todo y de ese todo, no podemos despegarnos de nada y por más que así sea y así nos lo demuestre la ciencia, aún pretendemos inconscientemente, salir de algo que, eso sí, es una verdad absoluta. Como es una verdad absoluta el hecho que no podemos continuar conviviendo con la guerra y el asesinato sobre la faz de la tierra. Seguimos teniendo guerras en todas las latitudes, aún por los conceptos más absurdos que puedan existir en el universo: los religiosos. Seguimos teniendo hambrunas y muertes a causa de ellas, no obstante, disponer de todos los medios necesarios para resolver el problema, pero nos hemos encaminados en la forma más incompetente e inadecuada, no nos hemos dedicado a enseñar a los propios necesitados la forma en que puedan resolver sus problemas, no nos hemos dedicado a darle cuanto instrumento necesitan para ayudar a resolver ese emergente problema y en esa bárbara, cruenta y egoísta ceguera continuamos,…. ¿Hasta cuándo….?
No voy a retrotraerme al nihilismo Nietzscheano, por otra parte los sucesivos declives y apogeos de las distintas civilizaciones se han reiterado constantemente. Con ellos sucesivamente han aparecido los intuitivos pronósticos de aquellos que por intuición o predisposición natural percibían los fenómenos antes de que éstos se produjeran, por una condición perceptiva e inductiva muy personal. Esta es una condición humana que se ha reiterado en distintas secuencias, no por ello eran visionarios.
En sus diversos procesos evolutivos, nuestro universo a ido transcurriendo a través de una cantidad de socio fenómenos hasta llevarnos al grado actual, donde ya no se trata de una fenomenología predictiva, más bien se trata de una deducción lógica de lo que la realidad nos muestra con toda evidencia.
Los habitantes de la tierra rondan actualmente los 7.000 millones de seres humanos. ¿Cuántos más pueden contener nuestro planeta? ¿Qué condiciones de vida pueden tener? ¿Cuántos de estos seres, todos con los mismos derechos, se morirán por hambre o enfermedades a corto plazo? ¿Cuántos podrán tener una “mini vida” racional? Es ante el enorme problema que esto nos presenta que debemos reaccionar ya que tal como el mundo se nos presenta, la densidad demográfica solo puede ir aumentando, con lo cual el problema sigue el mismo camino. ¿Qué debemos hacer, y cómo debemos hacer para resolverlo? Y aquí ya no se trata de vaticinios con perspectivas a cien años, el grado de emergencia está candente, por lo tanto debería estar con mejores opciones realizables un plan de soluciones.
Lo que Nietzsche ya percibía cien años atrás, lo tenemos ahora sobre la mesa y no podemos decir que nos ha cogido desprevenidos; pero sí, inconscientes. Un grado de inconsciencia y de inercia tal, que origina que hoy millones de personas, niños y adultos, mueren de hambre y enfermedades a causa de ello. No obstante parece ser mucho más importante estar al corriente con puntos y comas, de todas las “zancadillas” que se producen minuto a minuto en “Wall Street y otras trastiendas”.
Tampoco sobre este crimen dicen nada las “Santas voces” del Vaticano, eso sí, se descubren cada día más y más escándalos, por los que nos enteramos de que ciertos centros y órdenes religiosas se han convertido en especie de lupanares privados. Entre los muchos “Los Caballeros de San Juan, situados en Malta.
Las contradicciones entre el antiguo testamento, base de las religiones jadeo cristianas e islámicas contiene tantas diferencias y contradicciones con el Nuevo y todas las manipulaciones y distorsiones a medida que lo tiempos has ido transcurriendo, que todos sus escritos centrales y derivados solo pueden racionalmente considerarse como fábulas escritas por mentes alucinadas e influenciadas por un contexto ambiental en el que el mito y la leyenda superan los causes de la realidad.
Es esa misma ignorancia la que ha llevado a la humanidad, mayoritariamente malvada, por su propia naturaleza, ha buscar fórmulas y conceptos que permitan a los seres humanos refugiarse en preconceptos y fábulas invocadas como divinas para auto justificar sus crímenes y atropellos.
Con la cultura griega, 2600 años atrás se manifiesta una mentalidad humana con caracteres propios que identifican su condición. Si bien ciertas culturas ya habían manifestado grados de evolución racional, esto no se da en un contexto básico y amplio hasta a partir del advenimiento de la cultura helenística. De repente encontramos en nuestro camino una faz humana que, hasta entonces, era prácticamente desconocida. Si bien en el mundo asiático ya existían sociedades cuya condición psíquica y emocional superaban los estados del salvajismo agresivo y también una capacidad creativa que superaba el primitivismo para orientarse hacia la manifestación artística.
Ese impulso creativo hacia la condición humana fraguado a través de los siglos se manifestó espontáneamente e invadió en poco tiempo las sociedades existentes en aquellas épocas. Nació una literatura y miles y más miles de representaciones artísticas que ocuparon las plazas, las vías públicas y los palacios, cuya arquitectura y manifestación creativa impuso a los ciudadanos un sentido del arte.
Trascendió la filosofía y con ello la condición mental de las disciplinas analíticas y el raciocinio. En el mundo griego se abrió el camino, aportándonos su Siglo de Oro, que inundó por trascendencia y conocimiento a todas las culturas emergentes, a pesar de su Olimpo y a veces gracias a él, para tratar los temas fundamentales de la civilización humana, con las fórmulas propias a esa condición. Este grandioso aporte que afloró con la Biblioteca de Alejandría, no tuvo la continuidad que debería haber tenido.
El protagonismo asumido a partir de esas fechas, después de haber sido legitimado por Constantino, el Cristianismo inundó la Mesopotamia y Europa imponiéndose a través de las huestes romanas en todo lo que dependía de este imperio y causó a partir de ese momento la mayor desorientación posible en las mentes de la época. El surgimiento de todo tipo de sectas enraizadas en la creencia del Dios Cristiano, con múltiples variantes que obedecían a los intereses personales de los que eran sus fundadores, obteniendo con ello ventajas económicas, tierras, poder político y dominios de las personas a través de las jerarquías clericales auto concebidas. Así se fundó un clero con total predominancia sobre el campesinado, que fue sometido y obligado a pagar diezmos que enriquecían tanto a los señores feudales como a los obispos y sus secuaces.
La trascendencia de la cultura griega, quedó cercenada y reapareció después de un tiempo, más que nada reintroducida por los restos de la biblioteca de Alejandría conservadas y traducidas por los árabes, particularmente por las distintas oleadas que fueron ingresando y componiendo “Al-Ándalus”.
Históricamente, este reencuentro se produjo, infelizmente, cuando ya las mentes, tanto occidentales como las del mundo árabe, habían sido fuertemente infectadas por dos poderosos virus: el cristianismo y posteriormente, el Islam, acompañados por la presencia constante del Judaísmo.los de sus cónsules, ciertos destellos de equilibrio mental orientado hacia la búsqueda de un raciocinio lógico que pudiera ser aplicado y utilizado para la orientación racional de ese mundo romano. También con sus últimos emperadores, tal objetivo se perdió y lo que es llamado en occidente, mundo civilizado, quedó prácticamente en manos de las congregaciones religiosas católico Apostólicas Romanas y de su más importante centro de dominio: Roma y el papado.
Toda la baja Edad Media la época feudal, incluyendo las Cruzadas, fueron fruto de la pasión desequilibrada de un cristianismo oscurantista con poderes ilimitados de vida o muerte sobre los individuos dependiendo de la discriminación y de los supuestos pecados que se les atribuían, lo que también implicaba, además de la pérdida de la vida, la de sus bienes y el destierro de las familias y próximos que no eran ejecutados.
Bajo el símbolo de la cruz y la autoridad del Papa y sus obispos, y usando el nombre de Dios todopoderoso, se convirtieron en toda esa oscura época, que parte aproximadamente del año 200 de nuestra era hasta en pleno desarrollo del Renacimiento, en una fuerza omnipotente que extendióó sus garras y creencias sometiendo a generaciones y generaciones de mentes que, posiblemente, podían haber orientado al mundo conocido hacia caminos mucho más constructivos y armoniosos.
Por el camino van quedando hombres célebres con visiones lúcidas y equilibradas, por ejemplo: Juan Escoto Eriúgena, (810-877), quien en una de sus tantas manifestaciones relacionadas con el concepto clerical dijo: “La Razón debe prevalecer”, cosa que estaba en las antípodas de las prácticas político religiosas realizadas en esa época. Averroes (1126-1198) el gran sabio árabe, que entre otras cosas nos enriqueció con sus aportes de las traducciones de Aristóteles. Leonardo Da Vinci (1452-1536), quien pese a su enorme lucidez, percepción e inteligencia, fue igualmente perseguido por las huestes católicas. Erasmo de Rotterdam, (1466-1536), quien no quiso someter su independencia de pensamiento a los criterios protestantes o católicos por considerar que ambos eran negativos. Copérnico (1473-1543), uno de los científicos y pensadores más geniales de su época, en sus teorías científicas totalmente constatadas, prevalece la razón sobre todo concepto deístico. Nos habla del sistema solar y su verdadera función. Nos habla de la razón, descartando el pensamiento deístico, por supuesto, tales teorías científicas y racionales absolutamente comprobadas también como tantas otras fueron rechazadas por la “Santísima Iglesia”. Descartando como siempre el camino racional y material del ser humano. Por lo tanto también fue castigado por la “Santísima Madre Iglesia” al mayor ostracismo posible. Miguel Servet (1511-1553), como buen aragonés, persistente, tozudo, dotado de una inteligencia superior se volcó inicialmente al estudio de las corrientes religiosas que ya abarcaban grandes diferencias entre el cristianismo tradicional y el protestantismo calvinista y simultáneamente realizó estudios sobre anatomía. A través de sus prácticas hizo un análisis de las corrientes sanguíneas del cuerpo humano destacando la circulación según él originada por los pulmones y el corazón. Esto fue publicado en 1553 en el libro Cristianismo Restitutio bajo el seudónimo de Villanueva. Lo cual provocó una violenta reacción en contra de sus manifestaciones, por lo cual Calvino hizo que lo quemaran en la hoguera. Continuando esta pequeña rememoración de actos perversos y criminales, a cargo del cristianismo, podemos continuar con Galileo Galilei (1564-1642), nació en Pisa, originario de una familia de estudiosos altamente capacitados se dedicó al estudio de la ciencia con diversas variantes. De inmediato se encontró enfrentando a la iglesia, ya que sus estudios lo llevaban a un conocimiento lógico, natural y real. Defensor de las teorías de Copérnico, se enfrentó a las proyecciones aristotélicas, eran la base del catolicismo imperante. De inmediato se creó enemigos y opositores en el seno eclesiástico y a pesar de su insistencia a través de los años y de sus comprobadas teorías científicas, al cabo del tiempo prevaleció la mala fe y la infamia, obligándolo casi a sus 70 años y enfermo a adjurar de sus teorías y a aceptar las ideas aristotélicas totalmente opuestas a sus ideas científicas. Confinado en su residencia donde aún terminó algunos escritos, especialmente “Discursos sobre dos nuevas ciencias”, que definen el final de la ciencia aristotélica.
Hasta aquí 1610, nos encontramos con el avance más abarcante de la iglesia Católica Apostólica Romana, paralelamente se a ido desarrollado el mundo musulmán que empieza a partir del año 600 y con inusitada rapidez se extiende por parte de África y Asia Menor. La imposición de esta nueva creencia y sus específicas variantes relacionadas con el mundo femenino, se imponen de forma absolutamente drástica, creando con sus conceptos y prácticas, normas de vidas totalmente diferentes de las practicadas en el resto del universo conocido. Entre otras cosas se considera como normal la convivencia con varias esposas, con derechos absolutos sobre las mismas incluso la aplicación de severos castigos, eventualmente, hasta la muerte. En casos de infidelidad o de supuesta infidelidad, donde las esposas desdeñadas eran condenadas a morir en la vía pública dilapidadas, “delicadas costumbres” que aún permanecen. El camino seguido por esta corriente religiosa que se inicia en la Meca y se completa en Medina donde ya Mahoma tiene 60 años y se hace llevar a su cama niñas púberes de hasta 9 años o menos para satisfacer sus instintivos deseos.
Podría pensarse, dado el estado general de la evolución humana, que en ciertos aspectos el Islam, no tendrían aceptación popular e intensiva, como realmente ocurrió y desgraciadamente sigue ocurriendo. Entre todas las religiones conocidas, las hay que han desarrollado un fuerte grado de fanatismo, especialmente en sus ramificaciones y sectas. La mayor parte de ellas comportaban en esa época una diversa cantidad de sacrificios humanos, que formaban parte del ritual concebido como base de conducta y sacrificio a los dioses. Para esta incruenta y variada cantidad de castigos no existían límites y eso podía aplicarse a cualquiera de las creencias existentes. No obstante el Islam aportó una mayor dosis de crueldad que se reflejaba en los sanguinarios actos diarios.
De esta incruenta forma de aplicar sanciones en supuestos casos de rebeldía religiosa conlleva a la crueldad inherente a todo tipo de religión lo que queda remotamente alejado de la supuesta bondad divina.
Es indudable que la aplicación de tan sangrientos castigos obedecía, única y exclusivamente, a la necesidad de imponer el poder por el uso del terror. Siempre con la falaz excusa del castigo divino.
Eso se ha observado en todos los tiempos particularmente en aquellos donde la religión ha visto enflaquecer su incongruente poder divino.
Es portentosamente notable el tremendo contraste que ofrece un poder divino, dueño de la vida y la muerte de sus creyentes, frente a la supuesta humildad de algunos de sus representantes en la tierra que predican constantemente el amor y la piedad. Esto resulta tan radicalmente contrapuesto, que da la impresión que se trata de creencias diferentes, con conceptos diferentes y actitudes diferentes frente a la existencia: no se puede conciliar el horroroso castigo por la tortura practicada durante toda la Edad Media y posteriormente, por la Iglesia Católica Apostólica Romana con las crisis eclesiásticas del dolor, del llamado al perdón y de la autoflagelación por los supuestos pecados cometidos. Existe entre una y otra actitud un desequilibrio que va más allá de lo demencial y que no deja de ser obra de una profunda crisis ética y moral.
Las enormes distorsiones provocadas consciente o subconscientemente en las mentes humanas, debido a los profundos choques psíquicos que se producen entre sus percepciones morales y las realidades que día a día les plantea la naturaleza con la cual convive, son en sí los grandes factores distorsivos de sus respectivos centros neurálgicos y los que hacen que exista tal confusión que no se defina el bien del mal, sino que cualquiera de las dos actitudes son simplemente circunstanciales y obedecen única y exclusivamente a los intereses del momento, y es precisamente a causa de ese desequilibrio emocional en donde la inteligencia se pierde. Es muy difícil pensar que la inteligencia, algo tan soberano, tan particular, tan independiente y peculiar se pueda perder en una confusa amalgama de supuestos sentimientos mentalmente atropellados. Por su propia condición, y peculiares actividades se puede deducir que la inteligencia es un bloque formalmente constituido y cerrado que no admite tergiversaciones que pueden llamarse fraudulentas. No obstante racionalmente debe admitirse que puede ser proclive a un choque confuso de percepciones y sentimientos.
Tenemos el concepto intelectivo de la función práctica elementalmente perceptiva, de la inteligencia emocional, que a menudo provoca ciertas diferencias con lo que podría llamarse la inteligencia moral.
Si hablamos de una multiplicidad de conceptos intelectivos en los cuales están imputadas las más variadas características intelectuales, tales como la inteligencia perceptiva, la moral, la material, la emocional, la científica, la numérica, y una serie de supuestas inteligencias que se abren camino en cada una de las actividades humanas, a mi criterio, estamos entrando en un mundo de distorsiones absolutas.
Las capacidades intelectivas se fundan, hasta que se pruebe lo contrario, en una percepción racional e intuitiva del mundo que nos rodea. Y en él incluimos nuestro entorno psicofísico y nuestra naturaleza animal o vegetal.
Ese universo se constituye de una infinidad de particularidades y partículas que lo convierten en algo asombroso y, porque no, en algo misterioso. En él, con ciertos grados de conciencia, que apenas se iluminan, correteamos disparatados a la búsqueda de un perfil que nos ayude a encontrarnos.
Nos encontramos pues, ante un universo intelectivo al cual hemos de encontrar definiciones objetivas que nos permitan avanzar en forma progresiva en cada uno de los campos que todas estas posibilidades ofrecen, y además tenemos la absoluta necesidad de consustanciar los hechos y actitudes que pueden involucrar o deben involucrar cada una de las mencionadas opciones intelectivas.
Estamos hechos a una unificación generalizada de la llamada inteligencia. Esta unificación absolutamente unilateral elimina en su concepto las variables diferencias que la sensibilidad intelectiva puede percibir y discriminar en cualquier análisis objetivo. Es más, no puede ni debe concebirse que el desarrollo o la percepción intelectiva ha llegado o puede llegar a un punto terminal. Es absolutamente evidente que la evolución intelectual en todas sus variantes y aspectos, es objeto de un desarrollo permanente que, neurona tras neurona, va enriqueciendo el tejido neuronal.
Debemos definir que sentido o derrotero puede o debe tomar esa creciente variante intelectiva, puede llegar a integrarse a un camino en el que lo justo, adecuado, ético y correcto sea el sendero que recorra esa nueva y permanente integrante y progresiva intelectualidad; pero también puede ser, como ya lo es en una buena proporción, un factor de desarrollo y crecimiento negativo, que sirva para acrecentar la parte denigrante y repulsiva del ser humano.
No creo que tengamos condiciones conscientes de inducir ese supuesto desarrollo a integrarse a caminos que faciliten la convivencia humana. Las experiencias que tenemos en los últimos tiempos, y hablo de centenares de años, no nos han aportado elementos ni vivencias que permitan pensar en lo positivo. Tendríamos pues, que inclinarnos a pensar en el aspecto negativo del desarrollo humano.
Existen fórmulas o condiciones cognoscibles que permiten mediante su aplicación inducir a las sociedades a orientarse hacia los caminos convenientes, adecuados y correctos…? Quizá existan, pero para ello hemos de dedicarnos a, en cada mente, encontrar las fórmulas y su posible aplicación de una manera inmediata y efectiva. Caso contrario las sociedades actuales y venideras no tienen soluciones viables de supervivencia armoniosa.
Se ha comprobado científicamente que el desarrollo de las capas cerebrales obedece a partículas que se van integrando a medida que se producen ciertos peculiares desarrollos de los distintos contenidos neuronales, y que éstas partículas se van integrando a través de distintos procesos según su condición y calidad a través de un tiempo no bien definido, que hace que sus peculiares condiciones y características afloren en las actividades mentales generales en un proceso de tiempo indeterminado. Pero que sí, esto se produce es efectivo e induce al ser humano a ciertas peculiares diferencias en cuanto a su percepción del mundo que lo rodea.
Quien nos garantiza que de alguna forma esa percepción que se supone va ir apareciendo y manifestando a través de las distintas circunstancias vivenciales va a resultar a ser un agente que, una vez integrado a la corriente intelectual, sirva para mejorar las percepciones que pueden determinarse como el bien o el mal.
Por lo que se relaciona a los últimos siglos de nuestras vivencias y experiencias, la tendencia aparente sería más bien orientada hacia el mal, que no hacia el bien.
Por supuesto con determinadas variantes, supuestamente culturales o aculturadas en donde las barreras entre lo uno y lo otro no son taxativamente definidas, más bien se diluyen en una serie de tergiversaciones donde la amalgama de pensamientos benéficos y maléficos son difíciles de definir, pues a pesar de todas las circunstancias convergentes la intencionalidad de la mente humana tiene tendencia generalizada a aparecer como tangiblemente generosa y digna, lo que de hecho hace parte de una hipocresía generalizada y practicada en un enorme porcentaje de la supuesta sociedad correcta.
Hasta ahora, quiérase o no, esto es un hecho contextualmente verificado, para ello no hay más que analizar las conductas sociales de práctica en todos los ámbitos, sean laicos o religiosos, especialmente en la hipocresía y ficción de éstos últimos.
Si analizamos a las sociedades humanas en un contexto generalizado, observaremos que la tendencia a lo negativo, en cuanto a conducta, supera todas las demás opciones positivas. Es por lo tanto, dentro de esta definida circunstancia que hemos de orientarnos si es que la pretensión consiente de los humanos es la de mejorar su condición en términos generales que florezcan y se reproduzcan entre todas las comunidades que conviven sobre la tierra.
Es indudable que un esfuerzo más que generalizado orientado hacia tal propósito tiene una progresión infinita de inconvenientes pero que dadas las posibilidades que existen en abierto, tal objetivo no es imposible.
Quiérase o no, existe subjetivamente una intencionalidad más o menos definida hacia objetivos que permitan una convivencia generalizada hacia esferas de mayor entendimiento con mayores grados de felicidad generalizada y si bien estos no son activos efervescentes que predominen las actitudes sociales, si son factores subyacentes en una, mas o menos amplia mayoría, que lo único que necesitan es que se den las condiciones para que puedan expresarse y explayarse. Intentar por los motivos que fueren, religiosos o políticos limitar o oscurecer estas ansias vitales de realizarse humanamente, es un evidente crimen que la sociedades, todas ellas, deben expulsar, no solamente de sus conductas sino de sus mentes.
La armonía es un objetivo accesible para todo ciudadano, sea cual sea el color de su piel, o su creencia religiosa. (sea dicho de paso el mayor inconveniente que la humanidad tiene para hermanarse e identificarse como iguales)

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